Los humedales llevan a cabo diferentes funciones que pueden ser traducidas en beneficios más concretos
para la población. Estos son:
almacenamiento de agua; protección contra tormentas y mitigación de
inundaciones; estabilización del litoral y control de la erosión; recarga de
acuíferos; descarga de acuíferos; purificación de las aguas mediante la
retención de nutrientes, sedimentos y contaminantes, y estabilización de las
condiciones climáticas locales (principalmente la precipitación y la
temperatura). En cuanto a beneficios económicos y sociales se encuentra el
abastecimiento de agua, la pesca (permitida por el buen estado de este
ecosistema), la agricultura (gracias al mantenimiento de las capas freáticas y
a la retención de nutrientes en las llanuras inundables), producción de madera,
recursos de vida silvestre y posibilidades recreativas y de turismo.
Al considerar los beneficios sociales y
económicos que presenta la preservación de este ecosistema es observable que
éstos superan a los obtenidos por la destrucción de los humedales, y que en
conjunción a la exacerbación de los problemas ambientales existentes a causa de
problemas como el cambio climático y la sobreexplotación de recursos, temas
como éste pueden y deben de ser considerados como cuestiones de seguridad
nacional.
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