sábado, 26 de mayo de 2012

Productos de los humedales


Los humedales generan una gran variedad de productos de plantas, animales y minerales que son utilizados por personas de todo el mundo, ya sean habitantes de comunidades locales rurales como de lejanas ciudades de países extranjeros. Los productos de los humedales van desde los alimentos básicos, como el pescado y el arroz, hasta la madera de construcción, leña, aceite vegetal, sal, plantas medicinales, tallos y hojas para la fabricación de tejidos, y forraje para animales. La intensidad y escala con que se cosechan y emplean esos productos puede ir desde explotación para subsistencia, con una intensidad reducida, hasta explotaciones comerciales intensivas en las que participan empresas multinacionales[1].
El papel de los humedales se vuelve más relevante en cuanto que el 75% de las existencias comerciales de peces y mariscos dependen de los estuarios[2]. Estos mismos ecosistemas costeros dependen a su vez de los humedales de agua dulce que se encuentran en cursos superiores para mantener la calidad del agua y constituir el primer paso de la cadena alimentaria, llegando a ser consumidos por los seres humanos como alimentos marinos. Además, los sistemas de arrecifes de coral ofrecen lugares críticos de incubación y cría para la pesca mundial.


[1] Productos de los Humedales, Gland, Convención de Ramsar, 2009,  p. 1
[2] Ídem.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Reservas de Biodiversidad


Los diferentes tipos de humedales sustentan una gran diversidad de especies de plantas y animales. Algunas especies son endémicas de ciertos humedales, agregando que el número de especies de humedales está disminuyendo más rápidamente que el de otros ecosistemas, debido a la conversión de terrenos y la extracción excesiva de agua. La rica biodiversidad de los humedales también puede traducirse en valor monetario, entendiendo por ejemplo que la actividad pesquera de la cuenca del curso bajo del río Mekong tiene una importancia decisiva para los medios de vida de los 55 millones de personas que viven en la cuenca[1].
Entre los factores que provocan la pérdida de biodiversidad en los humedales se encuentran la modificación del hábitat, el cambio climático, la contaminación, la propagación de especies ‘exóticas’ invasoras y la sobreexplotación de recursos.


[1] Reservorios de Biodiversidad, Gland, Convención de Ramsar, 2009,  p. 2

domingo, 20 de mayo de 2012

La depuración de aguas en números

Entre los diversos ejemplos que existen en cuanto a la depuración del agua por parte de los humedales se encuentra el de la sociedad cooperativa de pescadores de Mudialy. Este colectivo de 300 familias arrienda 70 hectáreas en las que se vierten las aguas residuales de la ciudad, y a través de una serie de procesos naturales de tratamiento, entre los que se encuentra la utilización del Eichhornia crassipes y otras plantas para absorber aceites, grasas y metales pesados, la cooperativa ha transformado la zona en una próspera granja piscícola y parque natural. En el periodo 2005-06, la cooperativa vendió pescado por un valor superior a 135,000 dólares EE.UU. y repartió entre sus miembros beneficios por un valor superior a 55.000 dólares EE.UU.[1]
El valor económico de la función de depuración de los humedales presenta un potencial enorme. En 1997 la ciudad de Nueva York comprobó que podía evitar gastar de 3.000 a 8.000 millones de dólares EE.UU. en nuevas plantas de tratamiento de aguas, con gastos de funcionamiento de 700 millones de dólares anuales, si invertía solo 1,500 millones de dólares en la adquisición de tierras y en medidas de manejo de la conservación con la finalidad de proteger los humedales de la cuenca hidrográfica; los humedales realizarían el trabajo de depurar el suministro público de agua sin costo alguno[2].


[1] Depuración de Aguas, Gland, Convención de Ramsar, 2009,  p. 2
[2] 1997 Watershed New Cork City, University of California, California Dirección URL: http://ice.ucdavis.edu/node/133

miércoles, 16 de mayo de 2012

Los humedales y la depuración de agua


En cuanto a la depuración del agua, los ecosistemas de los humedales bloquean los contaminantes en sus sedimentos, suelos y vegetación, siendo capaces de reducir considerablemente las altas concentraciones de nutrientes, como el nitrógeno y el fósforo, asociados comúnmente a la escorrentía agrícola y los afluentes de aguas residuales. Además pueden evitar que esos mismos nutrientes lleguen a alcanzar niveles tóxicos en las aguas subterráneas que se utilizan para beber. Otro aspecto relevante es que contribuyen a reducir el riesgo de eutrofización de las masas de agua superficial. 
Muchas plantas de humedales presentan la capacidad de eliminar sustancias tóxicas procedentes de plaguicidas, derrames industriales y actividades mineras. Los tejidos de algunas plantas flotantes, especialmente del Eichhornia crassipes (jacinto de agua), la Lemna (lenteja de agua) y el Azolla (helecho de agua) son capaces de absorber y ‘almacenar’ metales pesados, como el hierro y el cobre, contenidos en las aguas residuales. La cantidad de metales pesados absorbidos por las plantas depende de un conjunto de factores como la velocidad del caudal de agua, el tamaño de la superficie de tratamiento, el clima o el tipo de plantas utilizadas, pero en general las concentraciones son mucho mayores en los tallos, hojas y raíces de las plantas que en las aguas residuales que se tratan, lo que muestra claramente la eficacia de la vegetación de los humedales actuando como una especie de biofiltro[1].


[1] Butchart, Stuart, et. al., Los ecosistemas y el bienestar humano: humedales y agua. Informe de Síntesis,  Washington DC, World Resources Institute, 2005,  p. 7

lunes, 14 de mayo de 2012

Destrucción de los humedales a partir de la falta de sedimentos

Cada vez más deltas de todo el planeta presentan problemas debido a que la continua afluencia de sedimentos que recibían en el pasado está siendo bloqueada por las barreras construidas por el hombre, especialmente las presas. Un ejemplo es la construcción de presas aguas arriba y la extracción de agua para el regadío en el río Indo, en Pakistán. En este caso se ha reducido el caudal del rio de tal forma que el volumen de sedimentos que recibía el delta del Indo se ha reducido en un 75%, pasando de 400 millones de toneladas antes de que se realizaran las obras de construcción, hasta sólo 100 millones de toneladas en la actualidad aproximadamente. Como consecuencia de ello, el delta se ha ido erosionando gradualmente, provocando la degradación y la pérdida de manglares y otros ecosistemas de humedales que prestan apoyo a los medios de vida humanos y la biodiversidad[1].
Una consideración necesaria es que la capacidad de los humedales para tratar sedimentos y nutrientes es limitada. Cuando las masas de agua son enriquecidas artificialmente se da lugar a un proceso llamado eutrofización, originado normalmente por la escorrentía de aguas residuales o fertilizantes. Esto provoca crecimientos masivos de algas que impiden que las plantas y animales acuáticos obtengan oxígeno y luz, llegando a destruir el ecosistema original del humedal. Si bien los humedales, tanto naturales como artificiales, pueden contribuir a reducir los efectos de la eutrofización, es básico que se preste una mayor atención al control de la contaminación en el origen.


[1] Shah Amjad, et al., Degradation of Indus Delta Mangroves in Pakistan, International Journal of Geology, Núm, 3, Vol. 1, 2007, p. 29

jueves, 10 de mayo de 2012

Los humedales, la retención y exportación de sedimentos y nutrientes


Los humedales desempeñan un papel fundamental en el reciclado natural de los sedimentos y nutrientes en el medio ambiente, que representa un atributo sumamente benéfico para los medios de vida y el bienestar de las personas, pero que puede dañarse fácilmente por culpa del desarrollo no sustentable. Los humedales, además de permitir que los nutrientes queden ‘bloqueados’ en la vegetación. Cuando el agua de lluvia fluye por el terreno, transporta consigo partículas de sedimento (como arena, limo o arcilla). Los arroyos pequeños se unen y forman ríos, y todos ellos transportan enormes cantidades de sedimentos a lo largo del terreno. Cuando estos ríos llegan a otros humedales, como lagos y pantanos de las llanuras de inundación, la velocidad del caudal de agua disminuye rápidamente. Un canal fluvial estrecho, por el que se traslada el agua con rapidez, cuando llega a la llanura puede extenderse lentamente a través de la superficie de un amplio valle, donde las formaciones vegetales de los humedales, como los lechos de juncáceas o los bosques de la llanura de aluvión, también actúan como barreras físicas que frenan el agua y retienen los sedimentos[1].
Se considera que los humedales son unos de los hábitats más productivos del planeta, entre ellos los bajos de lodo, marismas, cañadas y manglares de estuarios fluviales y deltas, ya que prestan un apoyo decisivo a la pesca y proporcionan alimento a millones de aves acuáticas migratorias.[2] Sin embargo, la existencia de estos humedales depende directamente de un aporte regular de sedimentos. El delta del Ebro, situado al noreste de España, necesita unos 2 millones de metros cúbicos anuales de sedimentos sólo para mantener su estado actual[3].


[1] Retención y exportación de Sedimentos y Nutrientes, Gland, Convención de Ramsar, 2009,  p. 1
[2] Ídem.
[3] Saren Starbridge, A turnaround in water management, WWF, Agosto 2004.

martes, 1 de mayo de 2012

Estabilización de costas y protección contra tormentas


En todo el mundo se calcula que hay 200 millones de personas que viven en regiones costeras bajas con riesgos potenciales de sufrir inundaciones catastróficas. Debido a que el nivel del mar continúa subiendo y el cambio climático mundial provoca condiciones meteorológicas cada vez más turbulentas, la vulnerabilidad de esas comunidades es mayor con el paso de los años, igual que la presión que sufren por ello los presupuestos de protección civil y planificación de emergencias. Al respecto, los humedales costeros, como los arrecifes, manglares y marismas, actúan como las primeras líneas de defensa contra la posibilidad de devastación. Las raíces de las plantas de los humedales se entrelazan entre sí y proporcionan cohesión a la costa, otorgándole resistencia contra la erosión eólica y marina y funcionando como una barrera física que frena el embate de las mareas de tempestad y los maremotos, haciendo que disminuya su altura y poder destructivo.
En el Caribe, por ejemplo, existen estimaciones sobre que los servicios de protección de las costas que ofrecen los arrecifes de coral presentan un valor de hasta 2,200 millones de dólares EE.UU. anuales. Otra evaluación, realizada en el año 2005, sobre 200 hectáreas del ecosistema de manglar de Rekawa, en Sri Lanka, se descubrió que el valor económico total ascendía a unos 217,600 dólares EE.UU. anuales, de los cuales 60,000 dólares correspondían al control de la erosión y la amortiguación del daño producido por las tormentas[1].
En cuanto a la función que desempeñan los humedales costeros para atenuar la dureza de los impactos de los huracanes, en Estados Unidos se descubrió que los humedales prestaban servicios de protección contra tormentas por un valor estimado de 23,200 millones de dólares EE.UU anuales. Además, se consideró en el mismo estudio que la conversión o pérdida de una hectárea de humedal costero suponía la pérdida de servicios de los ecosistemas por un valor en promedio de 33,000 dólares EE.UU. anuales[2].


[1] Conservation International, Economic Values of Coral Reefs, Mangroves, and Seagrasses: A global Compilation, Center for Applied Biodiversity Science, Conservation International, Arlington, 2008, p. 1-3
[2] Ibid, p. 24.